Después de una semana en que ya no queremos celebrar nada más, acá en esta familia celebramos a dos de las “patas” de esta mesa. Padre e hijo cumplen años con solo un día de diferencia 🎉🎉.

 Nosotros somos padres “viejos”; Henry cumple hoy 42 y nuestro hijo mayor Gael Santino (Sí, de ahí tanto mueble Santino, jajaja) cumple recién 4. Y si el desafío de la paternidad es en si difícil, hacerlo a esta edad y ser emprendedor es una montaña muy difícil de escalar.


En Instagram sigo a varios emprendedores, en su mayoría no llegan ni a los 30, y los admiro, porque saben relacionarse tan bien en esa red social, les es tan natural, pero se quejan, y se quejan harto, de lo mucho que les cuesta, que llevan dos años en el negocio y aun no llegan donde quieren, que tienen deudas bancarias de 400 mil. Y como yo les llevo 10 años de ventaja, solo en años, porque me dan tiro, patá y lado en muchas cosas, solo veo el vaso medio lleno: son solteros, viven con sus papás aún, no tienen hijos y pueden dedicarse el 100% de su tiempo a su negocio.


¿Cuántas veces has reinventado tu vida, por ti, por tus hijos, por tus obligaciones o necesidades? La maternidad en si es una reinvención: aprendemos a reencantarnos con nuestra nueva vida, con nuestro nuevo cuerpo, aprendemos de resiliencia...de esa que todos hablan, pero que no todos han experimentado, y que a veces no superamos.

 

A nosotros nos ha tocado reinventarnos con hijos, con un dividendo y con una nueva vida fuera de la ciudad que adoraba, pero que ciertamente ya no extraño. 

Henry y yo somos traductores de formación, estudiamos en Valparaíso en distintas universidades, pero no nos conocimos hasta que ya estábamos trabajando para la misma empresa en Santiago. Quizás no debería develar estas cosas, y seguramente nuestro asesor no lo aprobaría 😝, pero hoy en día todo tiene que ver con las emociones, y esta empresa familiar es todo emociones para mí 💗💗, sobre todo en estos días donde celebro a dos de los tres hombres que amo en mi vida. 


Henry es un hombre tremendamente talentoso, si no fuera por ese talento innato que tiene, de encontrar siempre la manera de hacer las cosas 💡, Muebles DLeyda no existiría. Siempre le digo que pudo haber sido un excelente ingeniero o arquitecto, y que su vida probablemente distaría mucho de hacer muebles y alimentar gallinas….pero muy difícilmente nos hubiéramos conocido y no estaríamos ayudando a tantas familias hoy. Porque sí, queremos vender, pero lo que nos mueve es ayudar, entregar soluciones a los espacios ultra reducidos, a los padres que necesitan que sus hijos sean autónomos, a que el enano deje el lecho matrimonial y elija dormir en su cama por motivación propia y con gusto.

 Hacer empresa, tratar de vender hoy no es como se hacía hace 10 años atrás. El Compre ahora, el Llame ya, dejaron de ser el imán para la persona que está enfrente. Hubo una reinvención en el marketing y los primeros que nos hemos subido a ese carro hemos sido los pequeños y micro empresarios. Y no sabemos cómo vender, pero queremos conectar; no sabemos cómo generar el tan manoseado engagement, pero queremos ser auténticos. Queremos que nos creas más allá de comprarnos, queremos generar un vínculo contigo más que solo una compra. 


Como traductores nos iba bien, pudimos hacer muchas cosas que cimentaron nuestra relación, y que ciertamente nos han ayudado en los tiempos difíciles de la reinvención. Porque reinventarse con casi 40 años, con un hijo pequeño y otro en camino, en una ciudad nueva es seguramente lo más (in)sensato que hemos hecho….hasta ahora. Y recuerdo una frase, que no es literal, pero que dice que la meta no es lo que importa, sino el viaje.


En este viaje, en tu viaje personal hacia la reinvención, ¿qué es lo más (in)sensato que has hecho hasta ahora? 


Abrazos a todos, y feliz cumpleaños a ti, mi Gatu 💓.

24 septiembre 2019 — Fabiola Lander

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